viernes, 15 de octubre de 2010

Soportando y superando su dolor

Si Jesús se hubiese fijado en su dolor y en la ira de sus verdugos, habría abandonado su cáliz. Sin embargo, ni sus dolores ni la frustración causada por las personas lo dominaban.
Nosotros desistimos fácilmente de las personas que nos decepcionan, pero él tenía una capacidad de perseverancia nada común. Su motivación era inquebrantable. Tenía metas sólidas y establecía prioridades para cumplirlas. Así, lograba extraer fuerza para soportar con dignidad lo que nadie soportaba con lucidez.
Estaba sufriendo, pero no sufría como un miserable o un infeliz. A cada momento de dolor, entraba en un profundo proceso de reflexión y dialogo con su Padre. El maestro de la vida caminaba dentro de sí mismo mientras caminaba hacia su destino final. Lograba ver los dolores con otra perspectiva.
¿En qué perspectiva vemos nuestros sufrimientos? No me estoy refiriendo a los sufrimientos dramáticos como los que Jesús soportó, sino aquellos que vivimos diaria o semanalmente. Muchos de nosotros no sabemos soportar las dificultades inherentes a la vida. Ellas nos desconciertan y no nos fortalecen, nos paralizan y no nos liberan.
Nadie debe buscar cualquier clase de dolor para tallar su personalidad. Debemos ir siempre en dirección a la zona de comodidad, ir al encuentro del placer y de la tranquilidad. Sin embargo, auque usted sea el más prevenido de los seres humanos, además de no ser perfecto, no logra controlar todas la variables de su vida. Por eso, pequeños dolores y frustraciones lo acompañarán en su trayectoria existencial.
El problema no es si ellos llamarán o no a su puerta, sino lo que usted hará con ellos. No reaccione con miedo, no se rebele, no culpe al mundo. Recuerde que el maestro de los maestros mostró que el dolor puede ser una excelente herramienta para tallar su alma. Quien aprende a usarla deja de ser un héroe por fuera y se convierte en una persona fuerte por dentro...
Texto del Libro "El Maestro del Amor" de Augusto Cury